A Zuriñe Abarrategui y Fermín Ollora los conocimos la víspera al inicio de la feria de Extremadura en una noche cerrada de niebla de una manera casi accidental. Ana y yo estábamos ante el templo de Diana intentando hacernos un selfie ante tan descomunal obra de arte cuando Zuriñe amablemente se ofreció a fotografiarnos a los dos. Acostumbrados a estar siempre detrás del objetivo raras veces estamos a este otro lado. Le dimos las gracias y cambiamos las tornas. Zuriñe me cedió su móvil para que la retratase junto a Fermín con el templo romano al fondo. Y tras un hasta luego, ahí quedó todo. Ana y yo proseguimos la noche recorriendo la Mérida histórica acompañados por la silenciosa niebla. Al día siguiente rumbo a Don Benito, a la feria de agricultura en la que hemos repetido asistencia por tercer año consecutivo.
Mientras recorríamos uno de los pabellones se nos acercó Zuriñe. Casualidad o no el encuentro de la noche anterior propició una parada en el expositor en el que exhibían tecnología de energías renovables aplicadas a la agricultura. Asunto interesante, sobre todo porque su propuesta es instalar paneles solares flotantes sobre balsas de riego de agricultores y en comunidades de regantes. Eso se merecía un artículo. Así que después de los oportunos saludos y las conjeturas de que las coincidencias no existen, Ana y yo nos pusimos manos a la obra. Ella con su cámara y yo con bolígrafo y oído prestos.
Zuriñe Abarrategui y Fermín Ollora son los fundadores de la empresa Stansol, ubicada en Vitoria (País Vasco). Más allá de todos los trabajos de instalaciones renovables en distintas actividades, les pedí que nos centrásemos en su aplicación en la agricultura, más que nada porque este blog está centrado casi en exclusiva en el nicho del agro.
Dicho lo cual me explicaron que están en fase de patentar un sistema para instalaciones fotovoltaicas flotantes, Stanfloat, donde la clave radicaría en la estructura que soportaría los módulos solares y en las juntas elastoméricas. El material de la estructura es composite.
Los paneles van inclinados según el ángulo más adecuado para cada instalación. En este aspecto tanto Fermín como Zuriñe insistieron mucho, ya que otras tecnologías implementan el ángulo de serie, sin adaptarlo a las particularidades de cada cliente. “Hacemos un estudio previo y en función del mismo determinamos el ángulo de inclinación más óptimo de la balsa en la que vamos a instalar el sistema”, comentaba Zuriñe. “Como el ángulo es el óptimo reducimos el número de placas que son necesarias”, añadía.
Adiós a la factura eléctrica
Las ventajas de incorporar renovables en la agricultura pueden ser variopintas. Por ejemplo, se minimiza la evaporación del agua de las balsas en un 20%, según describían, o se reduce la generación de algas. Sin embargo, el gran beneficio es la eliminación de la factura eléctrica. “Le decimos adiós”, subrayaba Fermín.
Paneles fotovoltaicos sobre la superficie de las balsas de riego que permitirían abastecer las necesidades de electricidad de la explotación agrícola o de la comunidad de regantes en la que se instale.
“Además está la durabilidad. Al ser composite no se corrompe por el agua. Una vida útil de más de 25 años. El resto de instalaciones con otros materiales tan solo alcanzan los diez años de vida”, subrayaba Fermín.
Ana Rubio
Buenas tardes. Estoy tramitando rehabilitar 1 hectarea de cultivo bajo plastico y el presupuesto de la autogeneracion de energia electrica me cuesta 8000€ sin posibilidades de Ayudas ni Subvenciones. La energia sobrante me la compra la red eléctrica a 0,06cm/kw y yo debo pagar los metros de Línea de mis placas a Red. Me parece que las empresas electricas no desean que ponga placas en mi balsa y almacen de riego.