Un matrimonio de productores de patatas de Valladolid, seguidores del blog, nos envía unas magníficas fotografías de su producción de esta campaña, iniciada a principios de septiembre y que se prolongará hasta mediados de octubre.
Este año, nos comenta José Antonio Domínguez, viene bueno en precios, pero corto en tonelaje. El productor castellano está recibiendo una media de entre 30 y 35 céntimos por kilo de patata. Las inclemencias meteorológicas sufridas en Andalucía, en zonas como Sevilla, ha achicado el volumen de producto, con lo cual ahora Castilla y León se ha quedado copando parte del mercado. A ello habría que sumar que Francia aún no ha empezado.
Abril, Murcia; mayo y junio, Sevilla; y desde finales de julio, principios de agosto el antiguo Reino de Castilla. Es de manera gráfica una parte del itinerario – que no todo – de la patata en nuestro país.
Las patatas de las imágenes pertenecen al municipio de Villalar de los Comuneros (Valladolid). Patatas Spes es el nombre de la empresa, que posee 30 hectáreas. Según nos explican, en la región de Castilla y León las cooperativas han perdido terreno a costa de los almacenistas, que son los que hoy día controlan la comercialización de este tubérculo.
“Si el año viene bueno, que siga”, algo así le comento a mi tocayo, que a su vez saca a colación la competencia con la patata francesa, que la compara a la que pueda tener el tomate español con el de Marruecos. “En todos los sectores del campo cuecen habas”, le contesto.
José Antonio Domínguez lleva 30 años como agricultor. Después de la patata sigue su año agrícola con trigo y con remolacha. Las tierras en Castilla van a un cultivo por año.
¿Patata española? Sí, por favor
En la conversación con este productor vallisoletano salen muchos temas de interés y actualidad. El no relevo generacional o su complejidad, el hecho de que los españoles muchas veces no quieran el trabajo del campo – lo que explica que la mano de obra sea casi siempre foránea en todas las zonas agrícolas de España, sea cual sea el sector; en el caso de la patata suelen ser peones rumanos – y también acabamos conversando sobre el origen de los alimentos.
El gerente de Patatas Spes hace una defensa a ultranza de la calidad de la patata española frente a la de otros orígenes. Me refiere la variedad Monalisa, habitual en su explotación, pero me menciona otras muchas variedades.
“Si los consumidores se fijan muchas veces verán en la etiqueta que la patata que compran es francesa, en la medida de lo posible habría que fomentar el consumo de la patata española”, subraya.
Ana Rubio