La Fundación Lafer organizaba ayer en Madrid una jornada de conferencias sobre las consecuencias del calentamiento en la agricultura, evento en el que nuestro Agro Auténtico! participó en la mesa redonda final aportando algunos escenarios sobre el día a día del sector hortofrutícola, como la mayor incidencia de plagas, los problemas de escasez de agua, las variedades creadas para determinadas condiciones de frío y calor que se encuentran con el problema de que esas condiciones han cambiado, y sobre todo el solapamiento de las campañas agrícolas de las diferentes zonas de producción, tanto españolas como foráneas.
Empezando por esto último, hemos observado en las últimas campañas cómo las altas temperaturas aumentan el ritmo de crecimiento de las plantaciones, la planta va acelerada. Por ejemplo, los pimientos almerienses extratempranos de Berja y Dalías entroncan con los tardíos de Murcia. Luego está Holanda que tradicionalmente acababa antes, pero que ahora tiene campañas más largas de tomate, pimiento o pepino, ya que las temperaturas benignas propias del verano se mantienen durante cada vez más semanas en Centroeuropa entrando en competencia directa con el inicio de campaña del sureste español, lo que provoca que ambas zonas entren en una puja que presiona los precios a la baja. ¿El perjudicado? El agricultor y esa crisis de precios que de hecho puntual se está convirtiendo en norma habitual.
Hasta no hace mucho se mantenía cierto equilibrio, frágil pero determinante para que cada zona no se sintiese invadida por la del vecino. Ahora la puja es de todos contra todos porque el calendario es un frenesí. Lo hemos visto también con el melón. Almería, Murcia o La Mancha se han pisado este año (¿y el anterior?), ya que los cuajados irregulares han llevado a retrasos en los que unos y otros se han visto la cara. Solo hay que pensar en el mapa de cada cultivo y cómo se ha salido de su hoja o línea de puntos en los últimos ejemplos. Ejemplos, sobran.
Otro posible efecto del calentamiento global estaría en la mayor incidencia de plagas. El pasado invierno no hubo invierno en Almería, sufrimos una primavera permanente en la que la mosca blanca tuvo un perfecto caldo de cultivo para estar siempre presente. Y ya sabemos que es vector de muchas enfermedades.
El tema del agua parecía superado hace unos años, pero desde el pasado ejercicio hasta el día de hoy se ha convertido posiblemente en la mayor preocupación del sector. Ahí tenemos las recientes manifestaciones en Cartagena y Murcia de una huerta que se queda seca y sin agua para sus cultivos de invierno, la súplica de Almería para que traigan agua de la granadina presa de Rules porque los acuíferos necesitan descanso y el agua desalada multiplica el precio del metro cúbico de agua de regadío en un escenario en el que el agricultor apenas tiene margen de maniobra para soportar nuevos incrementos de sus costes de producción. El fertirriego podría ser una solución para reducir el consumo de agua, pero también requiere una inversión por parte del agricultor. Dinero no le sobra al productor, pero habida cuenta de la escalada del precio del agua (el nuevo petróleo) parece que la amortización en equipos de riego inteligente podría ser rápida.
Conservacionismo y agroseguros
Al coloquio también asistió un representante de Agroseguro, que explicó el sistema español de seguros agrarios, donde se cubren hasta 39 diferentes riesgos. Juan Carlos Cuevas comentó que el nuevo escenario climático abrirá un nuevo entorno. “Los bienes expuestos al riesgo cambiarán”, pero no matizó más.
La mesa redonda la completaba David Howell, coordinador de Políticas Ambientales de una conocida ONG conservacionista, como es SEO-Birdlife. Describió cómo el abandono de la actividad agraria en Europa ha provocado una merma de la biodiversidad. También incidió en el desperdicio alimenticio, preguntándose si el camino es producir más para después tirar parte de esa producción. Concluyó que “quizá haya que avanzar más en combatir el desperdicio de alimentos, y no destinar todos los esfuerzos a cuestiones de producción”.
Oficina Española del Cambio Climático (OECC) y Politécnica de Madrid (UPM)
En las jornadas anteriores a la mesa de debate fueron las ponencias, en la primera de ellas se trató la adaptación de normativas al cambio climático. “El tiempo para actuar es ahora”, dijo Eduardo González, de la OECC (Oficina Española del Cambio Climático), al tiempo que animaba a los ingenieros y estudiantes de ingeniería a que lideren la búsqueda de soluciones, no en vano la jornada se desarrollaba en la sede del Instituto de la Ingeniería de España (IIE), en el que convergen las diferentes escuelas del país.
A continuación intervino el director del Parque Nacional de Sierra Nevada, Javier Sánchez, que habló de “mitigación pero también adaptación al cambio climático”. Sánchez explicó algunos de los protocolos de medición que se están llevan en la actualidad en el Parque.
Posteriormente la profesora del departamento de Economía Agraria de la Politécnica de Madrid (UPM), Ana Iglesias, dio a conocer tras casos de estudio de producción sostenible, entre ellos el de Rafael Alonso Aguilera, con 650 hectáreas en Tabernas. Bien es conocido su aceite de oliva Oro del Desierto. Otro de los casos se centró en la producción arrocera de Doñana, y un tercero en dos productores de la cuenca del Tajo entre Valladolid y Palencia.
Por último, Ramón Martínez, jefe del departamento de Vida Silvestre de Tragsa, abordó la problemática global de las especies exóticas invasoras que desplazan a las autóctonas y que pueden al mismo tiempo provocar otros efectos negativos. A modo de ejemplo, el mejillón cebra que puede colapsar las conducciones de riego.
El presidente del Instituto de la Ingeniería de España (IIE), Carlos del Álamo, clausuró el evento anunciando a su vez otras dos jornadas que se celebrarán próximamente y que darán continuidad a este ciclo de charlas sobre los efectos del cambio climática. La siguiente se desarrollará el 16 de noviembre, y habrá una tercera a finales de ese mismo mes centrada en la cuestión del agua.
Ana Rubio
Está bien que se pongan otros modelos de producción como el de Rafael Alonso, poniendo de manifiesto que desde el sector agrícola también hay que tomar medidas para intentar no contribuir al calentamiento global y sí trabajar de forma que éste se decelere.