“Aquí en nuestra zona, nadie se acuerda de nosotros”, comenta el joven agricultor Fran Amate, de 26 años, relatando la desgracia acaecida tras ver cómo la Rambla Morales se desbordaba por las intensas lluvias y entraba como un tsunami en su invernadero de calabacín, en Ruescas (Almería).
Aunque los principales daños de este temporal se están sufriendo en la huerta murciana, también en Almería en la zona del Levante se han producido importantes destrozos en los cultivos de lechuga y más al sur en el entorno de Cabo de Gata la peor parte se la han llevado los agricultores de Rambla Morales, a los que corresponden las imágenes.
“Si la rambla hubiese estado limpia, esto no habría ocurrido”, subraya Fran Amate, quejándose del estado de la rambla, “nunca antes ha ocurrido, ni padres ni abuelos han visto algo similar, jamás antes el agua había hecho esto con nuestros cultivos”.
Modelo familiar
La familia Amate es el vivo testimonio del modelo familiar almeriense. Francisco y Fran, padre e hijo, llevan la explotación agrícola junto a Paqui, la madre. Apenas hectárea y media repartida en seis pequeños invernaderos. Casi toda la producción ha quedado barrida por el fango y la lluvia, como se observa en las fotografías.
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“Bandas destrozadas, alambres y por supuesto todo el cultivo, apenas llevábamos un mes cogiendo calabacín”, lamenta Fran, “a otros vecinos les ha ocurrido igual, alrededor de una docena de agricultores afectados”.
Otros vecinos que cultivaban tomate han sufrido daños similares. Fran se emociona relatando cómo la rambla se desbordaba para penetrar en el interior de sus invernaderos. Incluso muestra las imágenes de un vehículo de sus primos que quedó atrapado por el agua y cuyos ocupantes salvaron la vida saliendo por las ventanillas.
Días difíciles para los agricultores de los cortijos de Mazarrulleque. Más aún para aquellos productores que no tenían asegurada la finca, como es el caso de la familia Amate. Sin embargo, Fran no se resigna y comenta que saldrán adelante. Testimonio vivo del carácter del agricultor almeriense que no se arruga jamás y cuyo espíritu no decae ni ante la peor de las adversidades.
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José Antonio Arcos