Mar y tierra. La gastronomía onubense bien puede presumir de sus productos marineros como de los de tierra adentro (ahí están sus universalmente famosos jamones pata negra). Argumentos para dar respuesta a todo tipo de paladares. La ciudad de Huelva este presente 2017 ostenta la capitalidad española de la gastronomía. Bien merecido reconocimiento.
Centrándonos en la materia prima de origen marinero, ese océano que baña su costa colma los platos de los mejores manjares. Ocurre así en toda la provincia onubense, aunque en esta ocasión nos vamos a centrar en el recorrido que va desde la comarca del Condado, dejando atrás la Aldea del Rocío y cruzando el entorno de Doñana hasta llegar a Mazagón, Palos y Huelva.
El viajero puede ir abriendo apetito en este trayecto que supone un deleite para los seis sentidos. Y es que viajar por Huelva despierta un nuevo sentido, un sexto. Sin lugar a dudas. Es lo que hoy nos ha pasado a nosotros.
Es amplia y variada la oferta gastronómica que el viajero puede encontrar en estos kilómetros. Restaurantes y bares que ofrecen esos productos del mar que deleitarán a todo amante del buen comer, tales como picotas, chocos, huevos de choco, puntillitas, acedías, corvinata, atún a la plancha encebollado, brocheta de mero, huevas, calamares, pescadillas, sardinas, boquerones o fritura.
En esas cartas también encontraréis gambones de Huelva, gambas cocidas, gambas a la plancha, langostinos cocidos, langostinos a la plancha, pulpo a la gallega y un largo etcétera.
Para complementar patatas aliñadas, aliño de pulpo, aliño de huevas, huevas con mayonesa, pimentada, aliño de atún o cócktail de marisco. Y por supuesto con vinos de la tierra (recomendables los blancos).
Algunos son platos identitarios de Huelva, otros no, pero incluso en aquellos otros que proceden de otras latitudes se nota muy bien la mano del cocinero onubense. Su impronta, propia de una gastronomía que mira al Atlántico.