En agosto España desconecta, pero el campo sigue en movimiento. Y suceden “cosas”, que en otra época del año levantarían el grito de las organizaciones agrarias, que sin embargo esta vez – o bien por la fatiga del calor o por distracciones varias de este verano – caen en el silencio. Me estoy refiriendo a lo que está ocurriendo con el melón en La Mancha desde la semana pasada.
Hasta ahora habíamos visto, campaña sí y la siguiente también, cómo los precios podían caer en picado hasta tocar fondo, sin que nadie pudiera poner límite alguno a la baja. Pero desde hace unos días los productores manchegos asisten incrédulos a una práctica iniciada por una cadena que está poniendo un límite por arriba a los precios que por la ley de la oferta y la demanda están ascendiendo de forma natural. Dicho con otras palabras, un conocido supermercado ha puesto un límite de 0,38 euros/kilo al melón piel de sapo con salida del almacén cuando en campo se está pagando a un precio que oscila entre los 0,60 euros/kg y los 0,75 euros/kilo.
A veces las cadenas actúan por imitación y es lo que ha ocurrido en este caso; ya que dicha cadena de supermercados que ha puesto el tope de 0,38 €/kg ha sido imitada por otra que ha rebajado el límite hasta los 0,36 €/kg en su plataforma. El efecto podría ser como el de un dominó. Incluso hay situaciones insólitas como la de aquellos intermediarios que tienen entre sus principales clientes a las cadenas que están poniendo dinero en este momento para poder responder ante ellos con los pedidos.
Menos superficie de melón este año
La actual campaña de melón en La Mancha ha sido mala en precios hasta hace una semana. Sin embargo, ante la escasa oferta y la demanda creciente la cotización ha repuntado hacia arriba hasta alcanzar esa franja antes nombrada de 0,60-0,75 €/kilo, incluso se han llegado a pagar hasta 0,80 €/kilo.
En este caso, esos piel de sapo pagados a dichos precios corresponden principalmente a melones que acabarán en el canal de las fruterías.
Se abre el debate. Una cuestión objeto de análisis es la de los contratos que mantienen algunas cadenas que pueden ser ventajosos ante determinadas situaciones, pero que en momentos de escasez de producto como el actual suponen una gran merma para un productor que ve cómo no puede beneficiarse de una situación como la actual. Productores manchegos que han sufrido bajos precios toda la campaña, y que pudiendo ahora recuperarse se enfrentan a barreras de precios inesperadas impuestas por la política comercial de algunas cadenas.
El debate se prolongará. Y ojo porque el virus Nueva Delhi está ya castigando algunas producciones, con lo cual se pronostica que la merma de producto prevista para las próximas semanas continúe agrandando los diferenciales. ¿Qué ocurrirá entonces? ¡Pocos melones, pero baratos? Una ley de la oferta y la demanda con excepciones para la parte más fuerte del eslabón.
Ana Rubio