Me gusta el amor propio de los sevillanos. Es virtuoso. Ese orgullo patrio que Ana y yo conocíamos en una reciente visita a la zona de Los Palacios y Villafranca se traduce en poner en valor los productos de su tierra, en este caso el tomate de Los Palacios que se reivindica con su propia marca. Y aquí son como en Fuente Ovejuna, todos a una. ¿Os suena lo de la necesidad de encontrar un campo unido? Pues como muestra, un botón.
El recorrido por la comarca del Bajo Guadalquivir la hicimos de la mano de AGAMA, la Asociación de Agricultores, Ganaderos y Manchoneros del Bajo Guadalquivir. Varios de sus representantes – como Juan Diego Gavira, Manuel Migueles y Javier Álvarez – nos acompañaron durante toda una mañana visitando invernaderos y la cooperativa emblemática de La Virgen de las Nieves.
Nos regalaron su tiempo y una amabilidad exquisita. Lo pasamos bien. Lo mejor de nuestro trabajo es poder conocer a personas que nos abren sus puertas para que podamos narrar y transmitir en escritos e imágenes ese cariño con el que nos reciben. Porque la línea editorial de nuestro Agro Auténtico! es dar visibilidad a los agricultores de nuestro país. Y en este viaje tocaba la provincia de Sevilla, donde conviven todo tipo de cultivos, ya sean en la calle o bajo cubierta.
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La diversidad es tan amplía que podemos encontrar frutales de hueso con hortícolas al aire libre, tomate de industria con algodón o remolacha, viñedos para uva de vinificación o de mesa, extensivos como el trigo, el maíz o la alfalfa o invernaderos con tomate y calabacín blanco, entre otros agrícolas.
El tomate, ese hortícola que tanto nos ocupa y preocupa en nuestro quehacer diario, es de ciclo corto en esta zona productora del Guadalquivir. Dos ciclos, incluso tres se pueden dar, incluyendo uno de verano. Un tomate de mucho calibre, con frutos de una textura muy particular, agradable y suave al paladar. También los hay tipo pera. El mercado es nacional, regional y de proximidad incluso.
En cuanto al calabacín, el otro hortícola que habita en el invernadero – aunque en menor proporción que el tomate – lo hay mayoritariamente blanco, aunque este año se ha empezado a ver el verde oscuro, como novedad. Luego cuando llega el verano también hay pimiento en el invernadero. Me comentaban que los encalan, pero que cultivan sin miedo a esas temperaturas sofocantes del estío. ¡Olé!
Por otro lado, observamos que el cultivo es en sustratro, fibra de coco, ya que los suelos suelen ser pesados. Y también con injerto.
Más allá del tomate, los productores del Bajo Guadalquivir que conocimos trabajan segmentos muy variopintos. Juan Diego, por ejemplo, uva de mesa y de vino, melocotón, olivar, algodón y hasta almendro; mientras que Manuel es especialista de remolacha y algodón.
También tuvimos ocasión para hablar del arroz, ya que nos encontrábamos en la principal zona productora de España. Se ha creado la ruta del arroz, aprovechando la marca Los Palacios Ruta Gastronómica. Cuatro o cinco restaurantes del municipio, cada uno con una especialidad, ya sea arroz cortijero, con setas, con carabineros o con perdiz. Acabamos en uno de ellos dando buena cuenta de ello.
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Ana Rubio