Por enésima ocasión leemos, incluso observamos en las fotos que nos llegan de Bruselas, a sus señorías los europarlamentarios debatiendo qué es antes, el huevo o la gallina. ¿Hay o no producción de tomate que luego se exporta a Europa en territorio saharaui, sobre el que Marruecos no tiene soberanía reconocida por la ONU? Los que estamos con la nariz metida en esto del agro sabemos que es así, nada nuevo bajo el sol son los invernaderos de tomate de exportación ubicados en el antiguo Sahara español, pero claro, en Bélgica, están lejos de adivinar si el huevo o la gallina.
Andrés Góngora batallando una vez más en la capital europea. El bueno de Andrés lleva una década luchando por los intereses de los agricultores españoles en el frente de batalla de la euroburocracia. Durante años lo ha hecho en compañía del malogrado Francisco Vargas. Ambos, Coag y Asaja, siempre han tenido claro que la competencia del otro lado del Mediterráneo venía de empresarios europeos que se marchaban a África por aquello de los costes laborales. Seis euros al día por un jornal de trabajo en un invernadero de Agadir era reclamo más que suficiente para llevar a cabo ese eufemismo llamado “internacionalización”. Llamémosle, dumping.
Pero ojo con las aventuras. Y como muestra el siguiente testimonio. Hace unos días un productor de chufa de Valencia se lamentaba en mi presencia que en su momento un paisano suyo se marchó a un país africano, en la zona subsahariana que mira al Atlántico, para cultivar chufas en el continente de enfrente. Pasado un tiempo aquello ha provocado la entrada masiva de chufa extracomunitaria hasta el punto de que hay quienes utilizan dicha materia prima para vender como valenciana la chufa africana.
Nada nuevo bajo el sol, pero cuidado. Tenemos que defender nuestro campo. Es frágil y no lleva bien ni las infidelidades ni las aventuras extramatrimoniales.
Y ya que el mercado entre la UE y Rabat es lo más parecido al libre comercio, supongo que todos habréis observado el aluvión de sandía marroquí que ha entrado en lo que llevamos de primavera en el mercado español. Son esas grandes sandías tipo crimson, la más pequeña de diez kilos. Sandía barata que llena el mercado de consumo español bajo el reclamo de los bajos precios. En fin, si antes Marruecos era irrelevante en sandía, ahora tenemos un nuevo frente abierto en la batalla.
Y mientras tanto la Coag ante los europarlamentarios pidiendo detener un acuerdo que produce tomate en el Sahara Occidental, un territorio donde no puede haber explotación agrícola ni pesquera por parte de Marruecos hasta que no haya un referéndum para saber si esta antigua colonia española se constituye como país independiente o si decide unirse a su vecino del norte. Mientras se deshoja la margarita, la exportación continúa.
Ana Rubio