Semillas Fitó organizaba estos días atrás un encuentro profesional en Segovia en el que nos reuníamos con Huercasa – empresa especialista en vegetales de V gama – y la cadena Consum en las instalaciones de La Cocina de Ideas, un centro piloto de alimentos de IV y V gama, creado en 2015, y en el que Fitó participa como empresa colaboradora. Entre los periodistas asistentes también había compañeros de Almería y otros venidos de Valencia, Sevilla, Madrid y Lisboa, todos de prensa especializada en agricultura.
Durante la jornada pudimos conocer el funcionamiento del centro donde se pueden similar los procesos industriales de refrigeración, congelado, esterilización o pasteurización, además de realizar producciones a pequeña escala. Por ejemplo, una ensalada de legumbres – a través del autoclave – sigue un proceso de pasteurización a 90º, lo que permite obtener productos con una vida de tres semanas; otro ejemplo son las latas de maíz dulce que tras un proceso de esterilización a 121º se podrán consumir durante todo un año.
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Incluso en la zona exterior de La Cocina de Ideas fuimos testigos de un ejercicio práctico. Semillas Fitó, además de variedades hortícolas, trabaja en nuevas variedades de maíz dulce. Antes de lanzarlas al mercado ensaya en este centro de Segovia su adaptabilidad a la industria, en términos de rendimientos. Así, las mazorcas de maíz se vuelcan en una máquina de pelado y a continuación en otra de desgranado. De este modo se pueden cuantificar los kilos que entran y los kilos que salen y, por tanto, comparar variedades, lo que servirá a la hora de seleccionar unas y desechar otras.
Lo dicho en el maíz puede trasladarse a otros productos, como las habas, estratégicas para Fitó. La casa obtentora puede analizar cuestiones de tipo agronómico como el cuajado o la producción, pero recurre a La Cocina de Ideas para conocer cómo es el comportamiento de las habas, por ejemplo, para congelado o conserva. Este centro de innovación, ubicado en Segovia, aporta información relativa a otros factores como pueden ser las posibles mermas en la industria, el color de la haba tras descongelarse, etc, datos relevantes para la elección varietal de Semillas Fitó.
Ana Rodríguez, miembro de La Cocina de Ideas, explicó que llevan a cabo una “innovación integrada” con empresas como Fitó, alineándose con ellas. A lo descrito anteriormente – que la mazorca no tenga problemas en la fábrica – se pueden añadir otros ejemplos, como el estudio de las variedades de pimiento o berenjena que mejor se adaptan al proceso industrial.
Tom Lombaerts, responsable de cadena de Fitó, explicó una tendencia en la que la empresa camina desde hace años, como es acercarse más a la cadena para así poder atender mejor sus demandas. Conseguir un equilibrio entre la conservación (poscosecha) y cualidades organolépticas (sabor).
En ese mismo sentido se expresó Xavi Fitó, director de la división de vegetales de Semillas Fitó, que describió pormenorizadamente cómo la firma atiende las demandas tanto de productores como de comercializadores, distribución y consumidor final. Desde el punto de vista del agricultor, Semillas Fitó dirige su mejora a la producción, la precocidad o las resistencias; desde el punto de vista de la distribución, aporta soluciones a la poscosecha o el sabor; mientras que el consumidor junto al sabor también tiene otras demandas como la conveniencia o la salud de los alimentos. Una larga cadena que, según Xavi Fitó, recibe valor añadido en cada uno de sus tramos. Bajo estas premisas – y con la idea de futuribles alianzas entre los distintos eslabones de dicha cadena – hay que entender la apuesta de Semillas Fitó por un proyecto privado como el de La Cocina de Ideas, que tuvo su germen inicial en Huercasa.
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Ana Rubio