Cuando los citricultores llevan meses manifestándose porque sus productos viven en la UVI permanente y no se ponen en marcha los mecanismos necesarios para controlar las importaciones de terceros países, especialmente en el caso sudafricano. En la práctica esto significa que la cláusula de salvaguarda es papel mojado, no se activa ni hay visos de tener un control efectivo de lo que entra en el mercado comunitario. La reciprocidad de fitosanitarios está aún lejos.
La semana ha arrancado en la Comunidad Valenciana con una protesta más. Masiva como todas las anteriores. La Plataforma por la Dignidad del Agricultor ha organizado el último acto reivindicativo al que se han sumado organizaciones como las cooperativas de insumos, cooperativas Agro-Alimentarias, Asaja y la Unió de Llauradors.
Solo en la comarca que comprende desde Castellón hasta Almenara han salido a la calle 7.000 personas, correspondientes a 16 municipios. Buena parte de las imágenes pertenecen a esta zona.
En total la protesta se ha extendido a 113 pueblos de las provincias de Castellón y Valencia, teniendo incidencia también en la vecina Tarragona.
De esta manera se da continuidad a las movilizaciones iniciadas en diciembre pasado y que se prolongarán durante los próximos meses, habida cuenta de que nada ha cambiado, la campaña ya en su segunda parte continúa con los precios ruinosos del otoño, sin que se perciban cambios. Naranjas que se quedan en el árbol y las que no en precios irrisorios de entre 9 y 12 céntimos.
Se trabaja ya en nuevas manifestaciones, entre ellas una posible tractorada y otros actos para dar visibilidad a un sector estratégico para el Levante español que atraviesa uno de sus momentos más delicados.