El mercado de las medicinas en la agricultura, a diferencia de en los humanos, es limitado. Cada vez son menos los registros y las autorizaciones excepcionales, por lo que el agricultor cuenta con limitadas soluciones para enfrentar las enfermedades de sus cultivos. Así que la presentación de un nuevo fungicida que pone el foco en una treinta de enfermedades es cuestión que ocupa y preocupa al sector, de ahí que este miércoles el teatro Apolo de Almería completase su aforo por profesionales ávidos de conocer las características de Dagonis, el último fungicida de BASF.
Se trata de una herramienta multifuncional, fruto de la sinergia de dos materias activas (Xemium y Difenoconazol), con eficacia sobre oídio, alternaria, mycospharella, esclerotinia, roya, rhizoctonia y así hasta una treintena de enfermedades, según explicaba José Ferre, responsable de marketing de hortícolas de BASF.
Entre sus características técnicas su resistencia a la lluvia, protección de nuevos brotes, sistema apical y translaminar y por supuesto su actividad curativa. Fungicida con plazos de seguridad cortos y que entronca con el concepto de producción integrada al ser respetuoso con los insectos auxiliares.
Un nuevo producto de BASF que protege a 18 diferentes especies hortícolas. Cecilio Fernández, responsable técnico de ensayos de hortícolas, daba a conocer los resultados obtenidos en diferentes ensayos, por ejemplo control de oídio en pimiento o en melón piel de sapo, alternaria en tomate o mycospharella en pepino, entre otros.
‘Quimiofobia y miedos alimentarios’
El evento de BASF, bajo el título ‘Uso responsable de soluciones fitosanitarias’, contó como invitado especial con el científico José Miguel Mulet, doctor en bioquímica, profesor de la Politécnica de Valencia y director académico del máster Biotecnología Molecular y Celular de Plantas, bien conocido por su actividad divulgativa en libros como ‘Comer sin miedo’, ‘¿Qué es comer sano?’ y su próximo lanzamiento, ‘¿Qué es la vida saludable?’ que estará en las librerías a partir del próximo martes.
Con la conferencia ‘Quimiofobia y miedos alimentarios’ Mulet reflexionaba sobre las paradojas y el miedo a la química y sus mitos. El científico concluía que hoy día en Occidente la comida es más segura y asequible que nunca y que las alarmas proceden de la desinformación y la información poco fiable que envuelve a la opinión pública.
Mulet defendió que “la química salva vidas, pero el miedo vende muchísimo”. Aportó datos sobre el aumento paulatino de la esperanza de vida y planteó si es posible “dar de comer sin químicos”. Natural hace referencia al origen de las cosas. Argumentó que las propiedades de cualquier material dependen de su composición y no de su origen (natural). “Todo alimento es resultado de un compendio de procesos e interacciones químicas, independientemente de su origen, lo que también aplica en el caso de los fitosanitarios”, dijo.
Para Mulet, los parámetros para valorar cualquier insumo agrícola, independientemente de su origen orgánico o químico, son: eficacia, toxicidad, estabilidad e impacto ambiental. “Que la normativa se base en lo natural/artificial es una aberración científica” y acabó su participación con una reflexión sobre las crisis alimentarias, planteando al público cuántas de ellas están relacionadas con la química y cuántas con lo natural.
Mesa redonda
La jornada finalizaba con la mesa de debate ‘Responsabilidad de cada eslabón de la cadena de valor en el uso responsable y sostenible de los productos fitosanitarios’ en la que participaban Francisco Conde, agricultor de Vicasol; Manuel Galdeano, presidente de Coexphal; José Antonio Aliaga, secretario general de la Delegación de Agricultura de la Junta en Almería; y Silvia Cifre, directora de la División de Soluciones Agrícolas de BASF.
Tanto Conde como Galdeano explicaron, como productores, que las herramientas son limitadas y la repetición en el uso de unos mismos fitosanitarios provoca resistencias. “Igual que con los medicamentos lo ideal es poder alternar y no emplear siempre las mismas materias activas”, apuntó Francisco Conde.
Por su parte Manuel Galdeano reflexionó sobre las certificaciones que exige cada actor de la distribución, sin que estas normas supongan una mayor seguridad alimentaria, por el contrario “son un costo importante para el agricultor”. Un larga lista de sellos propios de cada supermercado que sin embargo no se traducen en mejores precios en origen para el productor.
José Antonio Aliaga enfatizó su intervención en los resultados de los controles que la Administración realiza en laboratorio de las hortalizas almerienses, en su tarea de control, subrayando que en la última década no ha habido incidencias reseñables por encima de los LMR’s, tan solo un 0,4%, muy por debajo de la media europea situada en el 2,8%. Aliaga concluyó que “las frutas y hortalizas almerienses son las más seguras”.
Para finalizar, la directora de la División de Soluciones Agrícolas de BASF, Silvia Cifre, señaló: “Almería es una de las joyas de la agricultura que sabe producir alimentos con técnica, modernidad y sostenibilidad”. Y lamentó que sigan apareciendo presiones que obligan a reducir sustancias activas, lo que va en contra de las prácticas de sostenibilidad más básicas.
Silvia Cifre añadió que “hoy en día, nuestro interés no es vender un producto, sino ofrecer un resultado: que la planta esté sana”. Para concluir matizó que “la química está en el día a día de todos los ciudadanos y es por lo que en BASF estamos orgullosos de trabajar en este sector”.
Ana Rubio