No me queda claro, ¿y a ti? El último seminario online de Agrifood Beats Coronavirus estuvo dedicado hace unos días a este tipo de empresas tecnológicas que según la evangelización más extendida son la punta de lanza para salir de la actual crisis económica que golpea a la aldea global. Sin embargo, tras seguir el último webinar de la Fundación Europea para la Innovación (INTEC) tengo la impresión de que en la balanza el peso se queda en un punto equidistante según el cual la defensa o la crítica de las startups depende del voluntarismo del interlocutor. Así que creo que lo más enriquecedor es exponer ambos argumentos enfrentando fortalezas y debilidades para que sea el lector el que saque sus propias conclusiones.
En la cuna de la tecnología mundial, el Silicon Valley, las startsup ya no crecen a la velocidad vertiginosa que las caracteriza. Hay incertidumbre en un contexto de “tormenta de fuego”.
Por contra las startups son empresas con estructuras flexibles que les permiten readaptarse a nuevos escenarios, se reinventan. “No podemos salir de la crisis con la economía tradicional”, expresaba Juan Francisco Delgado, vicepresidente de INTEC.
Sin embargo, el 70% de las startups están en riesgo, necesitan ayudas, según una consultora alemana. De hecho en Alemania estarían en riesgo 9 de cada 10 startups.
Reino Unido, Francia, Alemania y España, por este orden, son los cuatro países europeos que aglutinan a un mayor número de estas empresas tecnológicas que son capaces de dar cobertura, según sus defensores, al 15% de los nuevos empleos. La pregunta que surge es saber si en un hipotético escenario de caída de empleos tradicionales (como turismo, hostelería, etc), las empresas startup – que a su vez no hubiesen sucumbido – estarían en disposición de absorber la destrucción de empleo generada en los sectores menos innovadores.
Entre los panelistas, el italiano Massimiliano Dragoni, Coodinador de Startup Europe, que explicó que la Comisión Europea está impulsando “todo lo digital”, estando en el epicentro de la política de Bruselas la “digitalización del sector agroalimentario”.
“Las startups están en el centro de las próximas políticas de inversión de la UE”, defendió Dragoni, que se refirió a su vez a la importancia de las políticas de formación en tareas de inteligencia artificial, blockchain, internet de las cosas, etc.
Por ejemplo el Blockchain, como cadena encriptada de la trazabilidad, se verá impulsada, “acelerada” en la actual crisis, en palabras de Juan Francisco Delgado que la defendió como una herramienta de especial utilidad “para evitar fraudes en el jamón, en el aceite de oliva, etc”.
A ese futuro también se refirió Steve Rhodes, CEO de Trendlines, que participó desde Tel Aviv pronosticando que “es el momento de invertir en startups”. Rhodes enumeró algunas de las líneas de trabajo del futuro más inmediato, como la agricultura vertical para potenciar la proximidad, la gestión de residuos para minimizar el desperdicio alimentario, la gestión de la cadena de suministro (con ello se buscará evitar problemas que han quedado al descubierto durante la actual crisis del coronavirus) y la robótica para reducir la dependencia de la mano de obra.
Esta última cuestión es un tema en sí de debate, ya que la velocidad en la destrucción de empleo que estamos observando en las últimas semanas en buena parte de Europa y del mundo vuelve a plantearnos la reflexión de si estamos acelerando dicho proceso de creación de nuevos parados con la mecanización y robotización o si detrás de la automatización hay algún ‘regalo debajo del brazo’.
¿Estamos en una huida hacia adelante o sembrando los cimientos de un mundo nuevo donde habrá espacio y oportunidades para todos?
En el seminario online participó también el israelí Isaac Chocron, director de Iberia OurCrowd, cuyos argumentos remarcaron la idea de que “las startups saben trabajar en crisis y buscar nuevas oportunidades”.
Isaac Chocron defendió que la startup es una empresa que debe crecer con rapidez como estrategia de rentabilidad, y culminar con una venta exitosa. La antítesis sería una empresa familiar que quisiese perpetuarse durante sucesivas generaciones.
Chocron explicó también la filosofía de los fondos de inversión en el actual escenario, donde dichos fondos miran más opciones de volver a invertir en empresas ya invertidas que en aquellas otras en las que nunca se ha entrado. Apuntó además que los fondos de inversión tienen puesto el punto de mira en la búsqueda de una vacuna eficaz contra el coronavirus.
Desde el otro lado del Atlántico Marcus Dantus, CEO Startup México, fue muy crítico con la actual gestión gubernamental que sobre la crisis del covid-19 está llevando a cabo México. Una inacción que afecta a todos los niveles, incluyendo al de los proyectos de innovación totalmente en stand by. “Cerradas incubadoras y aceleradoras mexicanas, solo quedan las internacionales”, apuntó Marcus Dantus.
Pese a que describió un panorama de parálisis de la inversión, insistió en que “toda crisis es una oportunidad” refiriéndose a la necesidad de reinventarse en búsqueda de nuevos negocios vinculados a dar soluciones a la crisis. “Por ejemplo, comida sin coronavirus”, apuntó para a continuación añadir que “es una oportunidad para los emprendedores”.
Finalmente Adrián Ferrero, CEO & Founder Biomemakers, reconoció que dentro de las starups “habrá muchas bajas” y el reto será “cómo emprender de nuevo”. Al referirse a la actividad de su empresa – estudio biológico del suelo agrícola (microorganismos) – aventuró que en el campo la crisis no será estructural, sino puntual.
Ana Rubio