Del campo a la mesa un diferencial del 209%. El mes de abril, de absoluto confinamiento en los hogares españoles, ha visto como un hortícola estratégico para el modelo de agricultura de Almería y costa de Granada ha multiplicado por tres su precio del agricultor al consumidor final. Son los datos del IPOD, Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos, publicado hoy por la Coag en colaboración con las asociaciones de consumidores UCE y CEACCU.
Abril ha sido un mes muy inestable con precios altos al principio y muy bajos al final. De hecho, una parte de las producciones de ciclo largo, otoño/invierno, de tipologías como el tomate rama ya han sido arrancadas, como corresponde a las fotografías adjuntas, de una finca cercana a la Michelín de Almería. Especialmente castigados en precios están siendo los calibres pequeños (M).
 |
 |
En cambio se defienden mejor las producciones de tomate de primavera, plantaciones más jóvenes y que hacen calibres más gordos, superiores. Andrés Góngora, secretario de Coag-Almería, encuentra una posible explicación a esta situación: “Holanda cada vez entra antes en el mercado y lo hace con tamaños más grandes, por ejemplo ramas de calibre G, y es capaz de imponer su criterio a los supermercados, hundiendo así nuestras producciones de final de ciclo y con menores calibres”.
El secretario estatal de frutas y hortalizas de la Coag advierte que “hay una pinza muy peligrosa con el tomate porque cada vez se nos está acortando más la ventana de producción. Llevamos ya unos años que cuando pasamos el mes de abril, el precio se viene a los suelos, y no hace tantos años llegábamos con facilidad hasta el mes de junio, incluso”.
Política comercial de los supermercados
Con el tomate, como con el resto de productos agrícolas que aparecen en el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD abril 2020), la Coag apunta a que los diferenciales de precios del campo a la mesa están causados por la política comercial de las cadenas de supermercados, que una vez suben los precios en el lineal, no los bajan ni siquiera cuando están bajos a pie de campo.
“Es una práctica de las cadenas que llevamos años denunciando”, esgrime Andrés Góngora, “cuando el supermercado sube el precio al consumidor, ahí se queda. Hasta el punto de que si hay un descenso de precios en origen a los productores, como ha ocurrido, no se traslada al consumidor que sigue comprando frutas y hortalizas caras mientras que a los agricultores se le pagan baratas”.
Los cítricos
Un caso paradigmático es el de los cítricos que ha sido el producto que más ha elevado su consumo durante la pandemia, hasta el punto de que ha habido cadenas de supermercados – según la Coag – que han multiplicado por 5 sus ventas de cítricos en tiempos de coronavirus.
“Sin embargo, al productor apenas se le han subido unos céntimos en origen”, lamenta Andrés Góngora.
En el caso de la mandarina el precio medio en origen estuvo en 0,35€/kg, mientras que el precio medio en destino fue de 2,55€/kg multiplicándose su precio más de 7 veces del campo a la mesa, representando un diferencial del 629%.
En cuanto a la naranja, un precio al productor de 0,37€/kg y al consumidor de 1,93€/kg, multiplicándose más de 5 veces con un diferencial del 422%.
En la tabla adjunta se muestran el resto de alimentos.
Ana Rubio